Este escrito, lo podrás leer en mi ya publicado libro.
Aquí irá el comentario de Clotilde Cruz Peña, al respecto de este escrito en particular de cómo se le ocurrió, en qué momento, por qué razón, en fin, en plan anécdota, que hará que este trabajo nos resulte más cercano al saber de antemano cuales fueron las circunstancias que la llevaron a escribirlo.
EL NIDO DE CUERVOS
Éste es un caso curioso
que en Guayadeque ocurrió,
como a mí me lo contaron
a ustedes les cuento yo.
En esos años antiguos,
como ya todos sabrán,
se llevaban los animales al campo
para el sustento encontrar.
Vacas, cabras y gallinas
llevaban en primavera.
Las gallinas las soltaban,
vacas y cabras rateaban
en medio de la sementera.
Las gallinas de contento cacarean
y hacen sus buenos nidales
entre los verdes cerrillos,
tabaibas y tajinastes.
Los cuervos maliciosos y ladinos
acechan los muy ladrones,
de aquellos blancos nidales
dejaban los cascarones.
Estando un día
en el barranco
Juanico Nuez y unos amigos
entre todos proyectaron
arrebatarles sus nidos.
Responde uno de ellos
muy dispuesto y decidido:
"¡Si hay una buena soga
prometo coger el nido!".
Un poco dudoso
respondió Juanico:
"¿Lo has pensado bien, muchacho?,
¿tú estás en tu sano juicio?".
"¡Claro que lo estoy, carajo,
venga la soga, Juanico!".
Lo ataron bien a la soga
y se lanza al precipicio;
cuánto más bajaba
gritaba Juanico:
"¡Cuidado, muchacho,
atento y en vilo
porque a esta maldita soga
no le queda más que un hilo!".
El nido fue rescatado
y hacia arriba
lo han subido
todito desfigurado
y tan blanco como el lirio.
Al desatarle la soga
lanzaba un doble suspiro
diciendo: "¡Por Dios, Juanico,
vaya broma me ha gastao,
estoy meao y cagao
y el corazón hecho un lío!".
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