Esta fué la primera poesía que hice a la edad de 56 años, inspirándome en lo que mis abuelos y gente del lugar me habían contado sobre este barrio donde vivo, donde Aguatona era como un paraíso, todo verde y brotaba el agua por su naciente.
Este escrito, lo podrás leer en mi ya publicado libro.
Aguatona, agua que suena
su nombre quiere decir
el agua se fue y no ha vuelto
su nombre ha quedado aquí.
Los domingos por la tarde
venían a contemplar
la belleza de este barrio
gentes de otro lugar.
Por el barranco corría
agua cristalina y fresca,
los juncos y las ñameras
creciditos junto a ella.
En las noches de verano
que la calma era completa,
ranas y grillos cantaban,
¡qué delicia más perfecta!
Maravilla de Aguatona,
de eso no me acuerdo yo,
se pasaban los duraznos
en la cueva del Culatón.
Los morales con sus moras,
el granado en su esplendor,
y el capirote cantaba
sobre el naranjo en flor.
Hoy se mira este barranco
y dan ganas de llorar,
sus naranjos están secos,
sus paredes derrumbadas,
y a orillitas de su acequia
se han secado las berrazas.
Chanita y su algarrobero
dejan la bonita historia,
¡qué gritos daba a los chicos
por sus dulces algarrobas!
Aquel pobrecillo indiano
cuando de Cuba volvió,
con lágrimas en sus ojos
y contenida emoción
miraba hacia este barranco
y esta copla recitó:
Aguatona no es quien era,
no quedan ramos de palma,
ni pencas en las tuneras,
ni naranjas, ni duraznos,
ni higos en las higueras.
El agüita se ha secado
ya se fué nuestra riqueza.
¡Pobrecilla de Aguatona,
con lo bonita que era!
Sólo sus viejas palmeras
agitando están al viento
entre sus blancas cogollas
encierran sus sentimientos.
¡Palmeritas de Aguatona,
seguid agitando al viento!
---Te haya gustado o no, POR FAVOR escríbeme un comentario.....
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