Este escrito, lo podrás leer en mi ya publicado libro.
Aquí irá el comentario de Clotilde Cruz Peña, al respecto de este escrito en particular de cómo se le ocurió, en qué momento, por qué razón, en fin, en plan anécdota que hace que este trabajo nos resulte más cercano al saber de antemano cuales fueron las circunstancias que la llevaron a ello.
En el quicio de un convento
un ciego sentado estaba,
su violincillo tocaba,
mientras sus ojos alzaba
hacia el azul firmamento.
En aquellas tristes notas
sus sentimientos expresaba,
tras sus gafas ocultaba
aquella infeliz derrota.
Perra vida la del ciego
que siempre es noche cerrada,
triste, oscura y desdichada,
vida infame y sin sosiego.
No ve el lejano horizonte,
nada puede contemplar,
ni la inmensidad del mar,
ni la belleza del monte.
Cruel y duro es el camino
que encontramos al andar
y nos hemos de enfrentar
cada cual a su destino.
La tarde era cenicienta,
el violín sigue tocando y,
aunque me iba alejando,
ni siquiera se dio cuenta.
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