3 de agosto de 2008

El Mendigo

Este escrito, lo podrás leer en mi ya publicado libro.

Aquí irá el comentario de Clotilde Cruz Peña, al respecto de este escrito en particular de cómo se le ocurió, en qué momento, por qué razón, en fin, en plan anécdota que hace que este trabajo nos resulte más cercano al saber de antemano cuales fueron las circunstancias que la llevaron a ello.

El Mendigo


A la sombra de un olivo
debajo de aquellas ramas,
está sentado un mendigo
con cara desencajada.

En su mirada hay tristeza,
en su semblante, martirio,
son sus ropas harapientas
y en nadie encuentra cobijo.

Aquel pobre mendiguillo,
con mirada lastimera,
baja su vista hacia el suelo
y maldice su mala estrella.

Hasta aquel inmenso olivo
parece bajar sus ramas
para dar calor y abrigo
al que limosna reclama.

En los ojos del mendigo
una lágrima brilló
y hasta de aquel copioso olivo
gotas de agua brotó.

¡Una limosna, por Dios!,
aquel mendigo pedía.
La gente pasa a su lado
y ningún caso le hacían.

¡Qué soledad, qué martirio,
qué vida tan desdichada,
no tener ni hogar, ni lecho,
ni una mísera almohada!

Aquel triste mendiguillo
su cabeza ha declinado
debajo de aquel olivo,
dormidito se ha quedado.

Aquí termina el relato
de un harapiento mendigo
que tiene de hogar y lecho
las ramas de un verde olivo.



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