Adiós a César Manrique
Veinticinco de septiembre
del año noventa y dos
se nos va César Manrique
hacia otra vida mejor.
Hombre culto y valeroso,
hombre con manos de acero,
defensor del medio ambiente,
de Lanzarote fiel siervo.
En un trágico accidente
muere este hombre de honor
dejando a su isla querida
por la que tanto luchó.
Se ha ido el hombre, el artista,
el poeta, el escultor,
hoy Lanzarote te siente
y te llora con dolor.
Aquí nos quedan sus obras,
su recuerdo y su labor,
las rocas visten de luto
y el Golfo perdió el color.
Los Jameos están tristes,
las montañas sollozando
por el gran César Manrique
que hizo de rocas encantos.
En la Cueva de los Verdes,
se oye un rumor muy lejano,
es un ruego, una oración
para su eterno descanso.
Rugen las olas del mar,
silba el alisio en el campo,
ruge el fuego en su montaña,
Timanfaya es negro manto.
Cálida tierra de Haría
te cubre y te da descanso
entre sedientas palmeras
el silencio y el quebranto.
Adiós a César Manrique
y a las islas vuelva un César
que cuide como él cuidó
la madre naturaleza.
Te fuiste César Manrique
para nunca más volver;
una tarde de septiembre
dejaste en la carretera
tu vida, arte y pincel.
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